
La Fundación Taller Escuela Etxabakoitz es una organización cuya misión principal es el apoyo a los jóvenes que han abandonado el sistema educativo ordinario. Creada en 1983, adoptó el modelo de fundación en 2003 y este año ha entrado a formar parte de la asociación Fundaciones de Navarra.

En 1983 varios grupos de jóvenes residentes en el barrio de Etxabakoitz y relacionados con este decidieron buscar una solución a los problemas sociales asociados al paro juvenil, delincuencia y abuso de sustancias por los que atravesaba esta zona de la ciudad. Una de ellos fue Elena Osinaga, a la que Pablo Sánchez -Valverde considera como alma mater del proyecto, fallecida durante este año. De esta manera surge la iniciativa del Taller Escuela Etxabakoitz.
Esta iniciativa busca acoger a jóvenes que se encuentran en una situación de fracaso escolar, alejarlos de las calles, de la delincuencia, las drogas y su inactividad. De esta forma, la fundación busca procurar adquisición de habilidades, hábitos de trabajo y la enseñanza de un oficio para su posible vuelta al sistema educativo o laboral. Para ello cuenta con una plantilla de profesorado que está relacionado de alguna forma con el barrio y que están muy concienciados y sensibilizados con problemas de abandono o inadaptación escolar.
La labor del Taller Escuela Etxabakoitz aporta mucho al barrio, porque busca dar una nueva oportunidad a esos chicos y chicas, y que puedan incorporarse a la formación o al mundo laboral. Esto, sin duda, ayuda a disminuir la exclusión que también beneficia a la convivencia de la ciudad de Pamplona en su conjunto.
No solo trabajan en lo formativo, sino que también ven importante la atención individualizada al alumno y un seguimiento continuo, a él y a la familia. Se cuenta con el apoyo de trabajadores sociales, de salud mental y pedagogos para conseguir los objetivos.
Inicialmente estos talleres servían como formas de apoyo a los chicos y chicas que lo requerían, pero no se otorgaba un certificado oficial. En 1996, mediante un acuerdo con el Ministerio de Educación del Gobierno de Navarra, la iniciativa pasa a ser considerada como un centro certificado, validando sus títulos y posibilitando el acceso a becas y prácticas en empresas.

Este año la Escuela ha empezado a formar parte de Fundaciones de Navarra, alianza que se acaba de materializar y consideran una muy buena noticia de cara a ir implementando las nuevas técnicas de gestión de fundaciones. Aunque solo llevan tres meses dentro de la asociación valoran positivamente la ayuda de estos de cara a redactar los estatutos de la fundación.
Pablo Sánchez -Valverde ve con optimismo lo que puede ofrecer este acuerdo tanto a nivel de gestión como en el de formación. También ellos ven en el Modelo de Excelencia en la Gestión de Fundaciones una vía muy beneficiosa para la estabilidad de las organizaciones como esta. Valverde destaca que “al estar trabajando, siguiendo la línea del Departamento de Educación del Gobierno de Navarra, muchos de los puntos que caracterizan al Modelo de Excelencia en la Gestión de Fundaciones los hemos venido aplicando a lo largo de los años.” Esto ha hecho que, aunque todavía no hayan aplicado este modelo, conozcan parte de su funcionamiento y vean muy positivo el mismo.

Entre las actividades que ofrecen a los alumnos de la escuela están los talleres de FP básica de Peluquería y Estética, Electricidad y Electrónica y los PCAs o Programas de Currículum Adaptado. Estos últimos están especialmente pensados para jóvenes que no han conseguido superar la ESO. Estos cursos “son principalmente prácticos, pensados especialmente para enseñar un oficio con el que puedan optar a trabajar en una empresa o a continuar con los estudios cursando una FP media o un grado superior.”
El perfil que predomina entre los jóvenes que acogen en sus actividades son residentes del barrio, de barrios colindantes y de pueblos de la comarca con dificultades por distintas causas de adaptación escolar, rendimiento académico, problemas de convivencia y conflictos en el entorno familiar, etc…
Aunque la situación en la que se encuentran estos chicos y chicas y sus familias sigue siendo complicada, Pablo Sánchez Valverde manifiesta que los resultados que está teniendo la iniciativa están siendo un éxito. “Actualmente podemos llegar a tener 15-19 alumnos por clase y de ellos solo tres o cuatro no consiguen salir de su situación.” Todo el equipo de la Escuela espera que poco a poco programas como este vayan en aumento y ayuden a estabilizar la situación de los jóvenes.