
En Navarra durante la década de los ochenta hubo una eclosión en el consumo de heroína, una droga que empezó a invadir la vida de todo tipo de personas con todo tipo de nivel social. Hasta ese entonces, la sociedad no se había visto un problema de esta magnitud y no tenía los recursos para enfrentarse a este nuevo desafío.
Es entonces cuando Cáritas Diocesana de Pamplona decide crear la Fundación Proyecto Hombre Navarra para dar respuesta al problema de adicción a la heroína. Para ese entonces Proyecto Hombre ya estaba funcionando en otras ciudades como San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Zaragoza. El proyecto estaba teniendo grandes resultados y contaban con varios voluntarios procedentes de Pamplona, por lo que se decidió que esa fórmula era la mejor para abordar esa problemática. Como afirma su director Alfonso Arana “Proyecto Hombre Navarra nace con el propósito de que las personas vivan lo más libres de las adicciones y con unas relaciones sociales lo más saludables posibles”

Pronto se incorporaron madres y padres de personas que tenían problemas de adicción y de consumo de sustancias y más profesionales, estableciendo una red de voluntarios que participan activamente en el cuidado de los pacientes. Hoy cuentan con cerca de 80 voluntarios, provenientes de distintos sectores como el arte, los idiomas, la medicina o la cerámica. Todos ellos consiguen aplicar sus conocimientos para poner su granito de arena en la recuperación de los que más lo necesitan.
Su amplia experiencia ha convertido a la Fundación Proyecto Hombre Navarra en la abanderada del Modelo de Excelencia en la Gestión de Fundaciones. Mostrando su apuesta por las técnicas más innovadoras en la gestión de personas y trabajadores. Este Modelo de Gestión da herramientas para la gestión a los grandes grupos que componen una entidad: las personas, los trabajadores y voluntarios y sus actuaciones en la sociedad. Ellos empezaron ya en los 90 a recibir algo de formación relacionada con la calidad, pero no fue hasta 2008 cuando decidieron apostar por este modelo. En los últimos años han ido actualizando sus “sello” de calidad. De hecho, en 2022 recibieron el broche de oro en el Modelo de Gestión Avanzada y en 2020 su trabajo fue reconocido con el Premio a la Excelencia de Navarra. Este programa sirve para estar atentos a lo que sucede dentro de la fundación, ver lo que sucede con los usuarios y estar al tanto de los cambios que se producen en la sociedad. Esto les permite ir evaluando su trabajo y los objetivos que van alcanzando.
“La sociedad espera de las fundaciones que se cumplan unos objetivos. Que estemos

limpios y seamos transparentes. Este modelo nos permite ir evolucionando y someternos a evaluaciones externas para ver los resultados de nuestro trabajo” apunta Alfonso para destacar la importancia de esta forma de trabajar.
Para la gente con problemas de adicción, Fundación Proyecto Hombre Navarra pone a su disposición dos tipos de recursos: la residencia, para aquellas personas que presentan una estabilidad laboral y personal, además de que no tienen acceso a una vivienda. Otra opción está en el ambulatorio para pacientes que, sí tienen un pequeño soporte en lo laboral, económico y en lo familiar.
Desde su nacimiento, han puesto en valor la presencia y la participación en la sociedad. Por ello, cuando surge Fundaciones de Navarra vieron un espacio perfecto para poder hacer un intercambio de buenas prácticas con otras fundaciones, generar relaciones con las personas que gestionaban esas fundaciones y buscar sinergias colaborativas entre ellas. Además, la alianza con Fundaciones de Navarra servía para poner en valor el estilo de trabajo de las fundaciones.
Proyecto Hombre Navarra se divide en tres localizaciones principales: Pamplona, Tudela y Estella. En Pamplona se encuentra el centro principal, donde trabaja la mayor parte de profesionales y personas voluntarias. En este centro se realizan las entrevistas para evaluar cada caso y ver cuál es el mejor tratamiento. También ofrecen servicio de ambulatorio y es donde preparan a las personas que sufren de adicciones más graves para su posterior ingreso en la residencia. En Tudela tienen un pequeño centro, que también funciona como ambulatorio, en el que trabajan cuatro profesionales y entorno a doce voluntarios. La intención es que en Tudela se puedan dar los servicios mínimos que ya se dan en Pamplona. En Estella cuentan con un centro residencial donde se internan a las personas que presentan adicciones más graves. Cabe destacar que los tres centros mantienen una comunicación constante y se apoyan en su trabajo diario.
En la actualidad, tras la pandemia, están trabajando en asentar los programas y proyectos que han ido empezando, pero sí que Alfonso Arana nos habla de un objetivo de cara al próximo año para impulsar el número de horas que se trabaja en las escuelas para educar a adolescentes, escuelas y familias. Otra de sus metas es reducir su cola de espera para la atención en ambulatorio. También piensan empezar a trabajar con mujeres en riesgo de exclusión social, las cuales suponen el 18% de pacientes adultos que atienden al año.